Quien no ha tenido una contractura?
- Dra. Eva Ferrer Vidal-Barraquer.
- 31 mar 2016
- 2 Min. de lectura

Contracturas. Prevención y cómo tratarlas
Quien más quien menos a lo largo de su vida ha dicho eso de “estoy contracturado”. Las contracturas pueden afectar a distintas zonas del organismo pero siempre tienen un elemento en común: la musculatura.
Cómo se produce
El músculo está formado por fibras musculares que se agrupan dando lugar a músculos de mayor o menor tamaño. Cuando algunas o todas estas fibras aumentan su tono de forma continuada e involuntaria hablamos de contractura.
Posibles causas
Sus causas pueden ir desde un problema postural, a un sobreesfuerzo pasando por problemas funcionales. Lo que ocurre es que el músculo se adapta a la situación del momento, que suele ser inapropiada. La respuesta es la aparición de dolor, junto a impotencia (falta de respuesta) y la presencia de un “bulto” que en general duele a la palpación.
Cómo se tratan
El tratamiento consiste en actuar sobre la zona dolorosa con aplicación local de calor ya que tiene un efecto analgésico y antiinflamatorio. De manera coadyuvante, los fármacos antiinflamatorios pero sobre todo los miorelajantes actúan relajando las fibras musculares. Recordemos, por eso, que éstos deben estar prescritos por un médico.
El masaje es adecuado cuando la fase más aguda de dolor ha pasado y se quiere actuar para reducir el nivel de la contractura.
En cuanto a la prevención, será básico conocer cuál ha sido la causa, el origen. Si ha sido por un sobreesfuerzo hay que evitar repetirlo. Si la causa es funcional (por ejemplo, un problema de dismetría de las extremidades) hay que corregirlo desde la base, pero eso requiere de una consulta y valoración por un especialista. Posturas incorrectas durante largas horas son una causa muy común y que con una mejor higiene postural suelen evolucionar en positivo.
Estiramientos y ejercicios para mejorar la flexibilidad muscular son recomendaciones válidas para aquel que no quiere sufrir una contractura.
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